Las células madre pueden usarse para modular y equilibrar el sistema inmune, en este sentido pueden considerarse como agentes inmunosupresores por sus propiedaes inmunoreguladoras.
Hipotéticamente podrían sustituir a los inmunosupresores y evitar sus efectos secundarios, además de regenerar ciertos tejidos dañados como consecuencia de la enfermedad. Mediante los tratamientos con células madre logramos controlar y disminuir la inflamación a cero o regenerar el tejido.
El efecto del programa del tratamiento puede ser suficiente para estabilizar al paciente durante una década, o puede durar 6 meses. Esto depende de varios factores, incluido el estado de salud del paciente y la etapa de la enfermedad antes del tratamiento; la edad del paciente; y la presencia de otras enfermedades crónicas. Generalmente las terapias celulares tienen una alta tasa de éxito.